El método que enseñó a escribir con buena letra a varias generaciones de españoles, se centra ahora en retrasar las pérdida de facultades motoras asociada al parkinson.
Las tapas verde claro, el lápiz y la goma de borrar son para muchos ahora adultos sinónimo de las tardes de verano, esas horas en que los padres dormían la siesta o, al menos, no estaban demasiado pendientes de sus hijos. Eran los cuadernos Rubio y, con ellos, varias generaciones de españoles aprendieron a escribir con buena letra copiando frases que, para qué negarlo, no eran un dechado de creatividad.
Este material didáctico, que también enseñaba cálculo y otras habilidades psicomotrices, ha seguido vivo estos años e incluso se ha atrevido a dar el salto electrónico -existe una versión en formato aplicación-, pero este lunes se reinventa con motivo del Día Mundial del Párkinson, fecha en la que la editorial del mismo nombre aprovecha para sacar a la venta una nueva colección de cuadernos de Estimulación de Destrezas Motoras Finas.
Los destinatarios ya no son niños ingobernables, sino adultos recién diagnosticados de párkinson u otros trastornos que requieran preservar estas destrezas y mejorar las capacidades implicadas en los procesos psicomotrices, según una nota de prensa remitida por la editorial.
Se trata de una colección de nueve cuadernos, que se dividen en tres bloques centrados en «la matrocidad fina, la grafomotricidad y la escritura caligráfica» a través de ejercicios «que pueden contribuir a tratar o retrasar la aparición de manifestaciones motoras o síntomas tales como la rigidez, el enlentecimineto o el temblor en reposo, entre otros».
La nueva vida de los cuadernos Rubio