Buenos días a todos.
Una semana más nos vemos por aquí, y de nuevo para poder responder a las preguntas que nos realizan nuestros pacientes, en este caso, los padres de los mismos. En este caso vamos a hablar de la evolución del niño sano y de ahí extrapolaremos a todos los demás niños.
Para empezar hay que recordar una máxima en toda la sanidad. Aunque todos tenemos el mismo número de huesos y los mismos sistemas (circulatorio, muscular, etc) no todos son iguales ni se desarrollan igual. De hecho, incluso los gemelos, los clones de la naturaleza, llegan a desarrollarse de forma distinta. Partiendo de esta base, debemos comprender que no pasa nada si el niño en vez de comenzar a caminar a los 12 meses comienza a los 14 no ocurre nada con nuestro bebé, simplemente tiene un ritmo de desarrollo más lento, únicamente eso y no ningún problema agregado. En el caso contrario, que el niño comience a caminar a los 10 meses no nos garantiza una medalla al maratón con 20 años.
De esta forma, aunque encontramos información por muchos sitios, lo más común es utilizar una de las múltiples tablas que los libros o internet nos ofrece. En base a una suma de todas ellas, vamos a intentar explicar lo que es más normalizado y lo que ya supondría un problema o la base de una patología.
Además, al igual que en todo lo relacionado con la evolución de los individuos, depende tanto de la genética como del «entorno». Pero, ¿qué es el «entorno«? Ese gran desconocido. Entendemos por entorno todas las cosas que pasan mientras nos desarrollamos, que comprenden la libertad de movimientos que hemos tenido, las cunas en las que se ha dormido, la ropa que se ha llevado puesta, los juguetes que hemos tenido a mano y un larguísimo etc. Si tenemos a un niño que pasa el día en el carrito, con mucho abrigo que le impidan el movimiento y en casa lo arropamos para que no pase frío evitando de camino que se mueva, en este caso va a tener una evolución más lenta, ya que no puede descubrir su movilidad y por ello se encontrará más lento. Por otra parte un niño que se quede suelto, que no tenga restricciones de movilidad, se desarrollará más rápido a expensas de recibir más golpes. Como decía Aristóteles, la virtud está en el medio.
Teniendo todo lo anterior en mente, debemos recordar que las tablas más apropiadas son aquellas que no nos dicen una edad en concreto (4 meses –> el niño se gira), sino la que nos da una pequeña horquilla donde podemos encontrar esas funciones del niño (4-6 meses –> el niño inicia el giro), ya que depende de muchas cosas como hemos enumerado.
Y de aquí sacamos nuestras propias tablas:
- Desde el nacimiento hasta que vayan desapareciendo: reflejos primarios y cuerpo en triple flexión (piernas y brazos flexionados).
- De 0 a 3 meses: boca abajo comienza a elevar la cabeza, comienza a tocarse con sus propias manos, empieza a sostener cosas brevemente.
- De 4 a 6 meses: puede coger cosas con ambas manos, alcanza posición de esfinge boca abajo y boca arriba comienza a pedalear con ambos pies.
- De 6 a 9 meses: comienza la sedestación, mejora el control de tronco y cabeza para mantenerse recto, comienza a jugar lanzando objetos.
- De 9 a 12 meses: comienza a ponerse de pie, gatea sólo, come galletas de forma autónoma, camina sólo con un poco de ayuda de apoyos en muebles o en manos de adultos.
- De 12 a 15 meses: camina sólo, mejora el manejo de manos, se puede quitar calcetines sólo.
- De 16 a 18 meses: comienza a subir y bajar las escaleras, bebe sólo, empieza a hacer garabatos.
- De 18 a 24 meses: corre, salta, arrojan objetos grandes, golpean balones sin perder el equilibrio, bailan sin caerse.
¿Es ésta una tabla fija e inamovible? No, habrá niños que con 5 meses no sean capaces de mantener cosas en las manos, mientras otros a los 8 meses ya estén poniéndose de pie con ayuda. De nuevo es algo orientativo y para nada impuesto.
Nos vemos la semana que viene con más dudas y nuevas consultas.